25 mayo, 2022

CON EL "A DE PLATA" EN EL BOLSILLO. 87- Visitando el Museo de la Moto 'Made in Spain' (Alcalá de Henares). Y 4- Algunos sueños de juventud...

Miré un día la fecha del carnet de conducir, y me di cuenta que hace más -mucho más- de veinticinco años que aprobé el permiso importante, "el de moto", el A (en aquella época, A2). Así que me he propuesto daros un poco la brasa y contaros manías y anécdotas que me han ocurrido durante este tiempo. ¿Hasta cuando? No lo sé, según me vaya acordando (algo difícil con este cerebro cada día más reblandecido que tengo)... o cuando digáis basta.

87Visitando el Museo de la Moto 'Made in Spain' (Alcalá de Henares)

y 4- Algunos sueños de juventud...
El casco del gran Ricardo Tormo

La gracia de ir a un museo donde se exhiben objetos que tuviste o soñaste tener es que, muchas veces, los vas a ver 'en vivo y en directo'. Y este Museo de la Moto 'Made in Spain' sin duda tiene muchos, muchos, de esos casos. En el mío os voy a poner unas pocas, por no acaparar con mis recuerdos, y con ello cierro este especial como toca en un 'A de Plata'. Si acudís a la exposición, preparad el pañuelo... posiblemente salgáis con alguna lágrima mal contenida.


OSSA Desert 350 'Juan Porcar' (París-Dakar 1982)
Ya lo he contado alguna vez: con menos de quince años, gracias a la portada de un Moto Verde de inicios de 1982*, me enamoré del París-Dakar original. En él se veía una BMW llena de polvo, con un inmenso depósito que llenaba con bidón y embudo un lugareño con turbante en medio del desierto. Y me fascinó. En la revista, en pequeñito porque el piloto trabajaba para la revista rival, una reseña de que el primer español que participó en la prueba había tenido que abandonar. Ese señor, ese pionero nacional, fue Juan Porcar. Y para más orgullo patrio, llevaba una OSSA.


En aquellos momentos gran parte de la industria nacional de motocicletas daba sus estertores finales debido a los problemas empresariales y a un mercado internacional que, una vez derribado el proteccionismo del dictador Franco, nos dejó con una tecnología de fabricación y mecánica caduca. OSSA estaba entre ellas, por lo que ver una Desert 350 de dos tiempos, con frenos de tambor y dos amortiguadores, en un París-Dakar donde los japoneses lucían sus más modernos monocilíndricos de cuatro tiempos, sus chasis monoamortiguador y sus frenos doble leva y de disco, era cuanto menos llamativo.

De la moto en sí poco se podía decir. Con apoyo de la marca se preparó el motor (de 310 cc reales) con un carburador más pequeño que redujera consumo y aumentara autonomía. Un gran depósito de 30 litros, y otro de aceite entre el manillar y el faro, tenían que garantizar el poder finalizar las etapas. En la parte trasera una robusta parrilla para llevar equipo, agua, herramienta y recambio (entre ello dos pistones... y gripó con apenas recorridos 200 kms). Poco más. Y sin coche de asistencia. Para magnificar más todavía su gesta inicial, tuvo que abandonar al principio de carrera al beber agua en mal estado y provocarle fiebre. Mejor todavía, fue abandonado literalmente por la organización en un pueblo, del que tuvo que regresar a España por sus medios con la moto.

Juan Porcar volvió en 1983 al Dakar en moto, esta vez con una BMW R 80 G/S. Y volvió a abandonar cuando su coche de asistencia se averió. Sin dinero, sin recambio, sólo tenía dos opciones: seguir, romper y perder la moto, o regresar con ella. La lógica le llevó a lo segundo. Luego vinieron los coches y a ser parte de la organización de la carrera. Un gran pionero al que no conozco, pero mira que me gustaría, porque además del Dakar, me inspiró a llevar siempre mis propios colores de casco... como él hacía. Eso sí, ya puedo decir que he visto su moto. 


* Moto Verde nº 43, febrero de 1982



Montesa Enduro 75 L
La 'montesita' es otra de las motos que me retrotrae a ser quinceañero. En mi Grupo Scout la moto 'guapa' era la Bultaco Frontera 370 Mk11 b (la blanca) de Juan, pero también había otras matriculadas, como la Montesa Enduro 75 L de Pepe. Recuerdo que un día me preguntó si podía ir a ponerle gasolina mientras él terminaba unas cosas en 'el grupo'. Realmente yo apenas había llevado algún ciclomotor automático, por lo que conducir una moto de marchas y encima de nada menos que 75 cc era mucho para mí nivel (de no tener carnet no me preocupé tanto 😬 ... jodida irresponsabilidad adolescente)... pero no dije que no. Total, que la cogí, arranqué con dignidad aprovechando que no miraba nadie y para la gasolinera, que estaba a poco más de un kilómetro y medio. 

Y se paró. Y no logré arrancarla por más patadas que le di a la jodida palanca.

Total, que llegué de nuevo empujando, con cara de vergüenza y derrota en la cara. Y Pepe, en vez de enfadarse, se descojonó: no le había abierto el paso de gasolina. Novato total...


P.D. Si hoy en día pudiera tener una clásica de nuevo en el garaje, no creo que fuera una Montesa 75 L, más que nada por tamaño y prestaciones. Pero sin duda sí tendría gustoso una Montesa Enduro 250 K, el modelo más equipado que se vendía para el mercado USA... y que por supuesto tienen expuesta en el Museo en lugar predominante.



Puch Cobra 75 M-82
Si tengo que nombrar una moto como mi sueño de juventud, sin duda fue la Puch Cobra 75 'M-82'. Ni Derbi TT-8, ni Rieju Marathon 75, ni siquiera la 'pija' Yamaha DT 80. Yo, con quince años, quería una Puch Cobra 'Monjonell réplica 82' con su carrocería 'en V', su depósito joroba, sus largas suspensiones... y es que, como se ve en la foto, de la primera Cobra MC 75 a la M-82 hubo un mundo de diferencia estética y ciclística. Por eso, cuarenta años después, siempre que entro en una tienda de motos en Valencia acabo babeando con la increíblemente bien restaurada que tienen (y con la Bultaco Metisse 250 también).




Bultaco Frontera 370 Mk11
La Bultaco Frontera 370 es para mí un sueño de juventud 'en dos partes'. La primera es cuando era adolescente y mimaba la Mk11 b de Juan P., uno de mis mayores en el Grupo Scout. 'La blanca' ya era una moto antigua en aquellos años en las que las Enduro y Cross tenían monoamortiguador, admisión por láminas (las dos tiempos), comenzaban a verse frenos de disco delanteros e incluso refrigeración líquida. Pero la cuestión es que Juan tenía la moto más gorda del Grupo Scout, y yo la adoraba. Al final casi llegue a probarla... o mejor dicho, la probé a mi modo.

La 'segunda parte' de mi relación con las Frontera fue cuando en 1999 mi amigo Lionheart me regaló la suya. La restauré como pude (sobre todo con ayuda de ManoloMk10 y Juan Arroyossa) y con ella logré uno de mis sueños: competir. Fue en el campeonato de Cross Clásicas de la Comunidad Valenciana en el 2000 y 2001... hasta que mi muñeca me hizo decir basta. La tuve un par de años más, rodé por pistas y caminos, llegué a participar con ella ¡en una prueba de bajo consumo! y, sin duda, siempre la recordaré. La Frontera 370 fue la 'moto grande' que me enseñó a arrancar una moto con palanca y, cuando comparamos Manolo y yo su Mk11 con su GasGas EC 300... yo preferí la altura, la simpleza y el bello sonido de la Bultaco.







 

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