16 septiembre, 2023

CON EL "A DE PLATA" EN EL BOLSILLO. 100- "La V". Calor, GPS, el Silencio y un cojín hinchable. y 3: de calores y silencios

Miré un día la fecha del carnet de conducir y me di cuenta que hace más -mucho más- de veinticinco años que aprobé el permiso importante, "el de moto", el A (en aquella época, A2). Así que me propuse dar un poco la brasa y contaros manías y anécdotas que me han ocurrido durante este tiempo. ¿Hasta cuando? No lo sé, según me vaya acordando (algo difícil con este cerebro cada día más reblandecido que tengo), según me vayan ocurriendo... o cuando digáis basta.

100- "La V". Calor, GPS, el Silencio y un cojín hinchable. y 3: de calores y silencios
Aprovechando que Mari Luz estaba haciendo un cursillo telemático que le iba a ocupar toda una semana (sí, en agosto... y en vacaciones 😬 ), pensé en hacer dos o tres salidas en solitario con las que quitarme el mono de moto pese al intenso calor de este verano. Lo que pasa es que, a medida que se acercaba la fecha, mis planes iban aumentando: de hacer escapadas de 200-250 kms, en mi mente ya iban surgiendo de 300 o más. De hecho, tengo un par planeadas de unos 350-400 en mis 'pendientes' que no tardarán en caer... cuando pase este horrible calor y ML me acompañe a gusto, que esto es para disfrutar, no para padecer. Bueno, ahí estaba cuando me acordé de una de las rutas que hicieron hace unos meses mi colega Fran y su incombustible BMW R 1200 RT: la 'Silent Route', la Ruta del Silencio, en Teruel. 

Ir al Silencio desde Valencia tiene su gracia, pues son 500 kms largos ida y vuelta, y más si te planteas, como yo, el hacerlo por las bellas carreteras comarcales de la Sierra de Espadán. Vamos, mínimo ocho horas, que se van a mucho más a poco que te descuides. Además, con la gracia de saber que, como poco, iba a estar todo el viaje a más de 30º... si no tocaba los 40º. Así que al final decidí recortar un poco por autovía para poder estar más tiempo por donde no conocía y estar menos horas al sol. Maletas cargadas con tres botellas de agua, el cojín hinchable con una presión no muy alta para sujetar bien el asiento con el culo y a estrenar el soporte del móvil... con una rápida paradita para cambiar su ángulo y quitar la correa de seguridad que me molestaba la visión del cuadro. Ahora sí, a rodar. 

Eran más de las ocho cuando salí del garaje y ya teníamos 29º además de, como siempre por Valencia, una humedad bastante alta, algo que se mitiga cuando comienzas a rodar. Busco el by-pass, la A-7, sentido norte y al poco ya estoy en la A-23, la 'autovía Mudéjar'. No llega a 100 kms y reposto en Venta del Aire para tener el depósito bien lleno. Muchas veces Google Maps no marca todas las gasolineras y me ponía que no iba a haber ninguna... algo que descubrí incierto ya en el primer pueblo. El gasolinero me regala una botella de agua fresca, que ya aprovecho con gusto con 33º en el marcador de la moto. Lo que no podía imaginar es que con seis litros de agua aún iba a tener poco...


Comienza el disfrute
Después de 'sufrir' la autovía, llega el momento del disfrute. Un poco de N-234 y cojo la A-228 en dirección Mora de Rubielos, una carretera que ya habíamos recorrido Mari Luz y yo en nuestro primer viaje largo con 'la V', pero que repetiría mil veces, gozando sus curvas entre árboles, mientras Virgen de la Vega, Alcalá de la Selva o Gúdar se intuyen en la cercanía. Al llegar a la A-226 giro en sentido Este hacia Allepuz para disfrutar de una ensalada de curvas, naturaleza y sensaciones, mientras la moto ronronea a apenas medio régimen coronando el Puerto de Villarroya y me lleva, pasando Fontanete, a mi punto de referencia, el Mirador de las Dehesas, que me indica que casi he llegado al objetivo.

Eran sobre las 11:30 h y unos 200 kms cuando llegaba al inicio sur de la A-1702, 'la Ruta del Silencio'. Una parada para beber (mucho), pues llevaba todo el camino rondando los 32-35º, unas fotos, un poco de charla con una pareja custom de Barcelona y a iniciar la Route. Algo extrañísimo en mí, la idea era rodar despacio y aprovechar para hacer fotos de los puntos más pintorescos a la ida... y luego hacerla íntegra, sin parar, a la vuelta. Pero como suele suceder, al final siempre hay cambios.


El primer punto de parada es 'el caimán', una recreación del autobús que recorría la linea entre Alcorisa y Cantavieja desde 1930 y que transportaba en aquellos años casi de todo: encargos, sacas, correos, dinero... y por supuesto, gente, tanta que algunos tenían que ir ¡en la baca!. Como curiosidad, la ruta era tan difícil que sus poco más de 80 kms se hacían de ida un día, y de vuelta el otro... y eso ya en los 60. Hoy, Google Maps dice que apenas hora y media lo tienes solucionado, pero por entonces el camino era tan complicado que en algunos tramos los pasajeros tenían que bajar ¡a empujar!. Y algunos diciendo que con una moto de pequeña cilindrada no se puede viajar... hay que tomar ejemplo de cuando era una aventura y no ahora un paseo.

El siguiente punto donde paré, recomendado por el amigo Manchi, fue en Montoro de la Mezquita, un pueblecito pintoresco que te desvía apenas un par de kms. Unos minutos para hidratarse bien en el bar del lugar y a continuar, pues la ruta, pese a que el calor ya está tocando en algunos puntos los 38º, sigue siendo fantástica para rodar en moto: algunos tramos por bosque, otros más despejados, atravesar la apacible Ejulve y, casi sin darme cuenta, había llegado al final, donde la A-1702 empalma con la N-211. Esta la conocía de cuando viajamos de Alcañiz a Cuenca hace un par de años, por lo que no perdí ni un rato con ella: unas fotos en el cartel de 'bienvenidos a la Ruta', mucho beber, otro mensaje a ML de que todo iba bien y ¡a repetir Silencio! Eran las 13:30 horas y el indicador de temperatura ambiente marcaba 35º.



Para el retorno por la Ruta del Silencio iba a parar en dos puntos que me había saltado. Uno, claro, es el famoso monumento que está en el mirador. Rodando sentido norte está en el final de un bello puerto con un buen puñado de curvas, en las que no dudé aplicar el buen ritmo que tiene 'la V'... y con ello me pasé la zona de parada al ver el monumento con el rabillo del ojo. Al llegar estaba un trío de moteros y, como siempre, el menos equipado (¿en serio que algunos todavía acuden a una zona de curvas con una deportiva vestidos con zapatillas de deporte, pantalones cortos y camiseta???) no dejó de ponerse en medio del monumento pese a que sus otros compañeros le indicaban que yo quería hacer algunas fotos. Por no liarla me esperé a que terminara de hacer el gaita y procedí... pero en algunas tengo su cara... 

El otro punto en el que quería parar era en los Órganos de Montoro, una estructura natural que hay que verla y disfrutarla, sobre todo si tienes la suerte de que pase una solitaria nube y le quite el sol directo... para luego apreciar mejor sus formas tridimensionales al volver las sombras que proyectaba. Para tirarse un ratito más largo sin duda.


Retornando por otra ruta... a seguir gozando
El problema es que el calor no bajaba, para nada. Cada parada aprovechaba para beber, pero estar entre 34 y 38º me obligaba a mojar el traje para refrescarme... y las botellas iban cayendo. Así que tocaba abandonar la 'Ruta del Silencio' y comenzar la vuelta, aunque por otro camino, por supuesto. Eran sobre las 14:30 h. cuando dejaba la A-1702 para volver a coger la A-226, pero en vez de retornar continué sentido Este, hacia Cantavieja. De ahí cogí la A-227 sentido la Iglesuela del Cid hasta llegar a su final, nada más entrar en la Comunidad Valenciana, donde el GPS me quiso gastar una mala pasada enviándome por la CV-15, que te lleva hasta la Pobla Tornesa y la autovía CV-10 que me podría haber llevado cómodamente hacia Valencia. Pero mi idea no era esa. Paré en una explanada, saqué el móvil de su soporte y comprobé el mapa... Sí, iría bien, la CV-15 sin duda tiene una pinta estupenda, pero se queda en 'pendientes'. Para este día, cogí a la derecha por la CV-173, que cambia de nombre a A-1701 al entrar de nuevo en Aragón.

La A-1701 tiene algo más de 60 kms y es otra de esas gozadas de la Sierra de Espadán, donde te puedes perder durante días y jamás defrauda. Tienes desde asfalto justo a muy bueno, como pasa por ejemplo en el Puerto de Mosqueruela, asfaltado hace poco y con un trazado muy agradable. Ahora, es curioso que si te ocurre verlo en el Street View de Google Maps te digo que no vas... porque las imágenes son del 2011 y el antiguo trazado. Una foto, la última, en el monumento que hay en la entrada del Santuario de la Virgen de la Estrella y a continuar gozando. Ya eran las 15:30 h, llevaba más de cinco horas de curvas y comarcales y, curiosamente, el cuerpo aguantaba muy bien. Dejo un último trago para una última parada y sigo.

La A-1701 me hizo pasar por Mosqueruela, Linares de Mora, Nogueruelas y ya 'terreno conocido', Rubielos de Mora, que me recibe con mucho turista y unos buenos 38º. Una tirada más hasta la autovía A-23 por la A-1515, una parada a beber, desbeber y repostar, y a hacer los kilómetros finales, peleando con coches al llegar a la A-7 y con la terrible humedad que noté a partir de Barracas como si hubiera entrado en una sauna gigante. Valencia me recibe como siempre, calor y humedad... lo habitual. Estoy en casa.


Al llegar al garaje son las 17:36 horas, el culo ha aguantado muy bien gracias al cojín, el GPS ha valido, por supuesto, para poco, y la moto se ha conformado con un consumo de 4'94 litros a los cien. En total 528 kms, de los que no llegó a 200 eran de autovía, en nueve horas. Con menos fotos y necesidad de beber hubieran sido menos. Con Mari Luz disfrutando más del paisaje (con mucho menos calor, eso sí) hubieran sido las mismas o más. Lo mejor es que mi cuerpo serrano de 56 fondones años apenas se ha inmutado, supongo que gracias a la comodidad de llevar una trail de manillar ancho y neumáticos estrechos, de su pantalla grande que te quita el viento, del cojín hinchable y de mucho parar a beber. ¿Recomiendo hacer la Ruta del Silencio? Sí, claro, siempre animaré a todo motorista que me quiera escuchar que ruede donde sea bonito, que disfrute de las miles de rutas que nos ofrece España sin ir más lejos. Y una de esas rutas gozosas es el Silencio. Rodad en ella y me decís... pero seguro que habrá poco malo. 

Vs siempre.


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