15 diciembre, 2023

CON EL "A DE PLATA" EN EL BOLSILLO. 101- Salir con amigos... lo mejor (III). ¡Por fin!: Voro y su MUC, cinco años y siete meses después

Miré un día la fecha del carnet de conducir y me di cuenta que hace más -mucho más- de veinticinco años que aprobé el permiso importante, "el de moto", el A (en aquella época, A2). Así que me propuse dar un poco la brasa y contaros manías y anécdotas que me han ocurrido durante este tiempo. ¿Hasta cuando? No lo sé, según me vaya acordando (algo difícil con este cerebro cada día más reblandecido que tengo), según me vayan ocurriendo... o cuando digáis basta.

101- Salir con amigos... lo mejor (III). ¡Por fin!: Voro y su MUC, cinco años y siete meses después 😊
De la Biblioteca Galáctica, sección Motociclismo en La Tierra:

MUJ. Siglas difundidas por el maestro Dennis Noyes en sus trabajos en España. Significan Motocicleta Universal Japonesa y provienen de la traducción al español del término inglés UJM (Universal Japanese Motorcycle). Se acuñó en EE.UU. en la década de los setenta del Siglo XX, y se refería a las motocicletas niponas de carretera con motor cuatro cilindros en linea que inundaron el mercado durante más de una década. 
(N. de MiguelXR33: Como la anterior moto que tuvo Voro).

MUC. Siglas difundidas por MiguelXR33, uno de los torpes 'alumnos aficionados' españoles del maestro Dennis Noyes. Provienen de Motocicleta Universal China, y con ello quiso referirse al aluvión de motos asiáticas con motores de dos cilindros en linea, la mayoría copiados de propulsores japoneses, que comenzaron a llegar a Europa al final de la segunda década del Siglo XXI. Hay que señalar a las que incorporaban el motor clon del Honda CB 500 como máximo exponente del concepto. 
(Otra N. de MiguelXR33: Como la que tiene Voro ahora... 😜 ).



Tempus fugit
La última vez que rodé con Voro y su amarilla Yamaha Fazer 600 del 2003 ('la buena', la de motor de carrera larga y carburadores, frenos monobloque, suspensión trasera progresiva y neumáticos de ancho lógico) fue hace nada menos que cinco años y siete meses largos, el 28 de abril de 2018 para ser más exactos, el día que salimos a celebrar el vigésimo aniversario del Campeonato de Cross Clásicas de la Comunidad Valenciana. Aquella magnífica jornada con muy buenos amigos (y más que faltaron), Voro demostró su comunión con la Fazer marcando el ritmo subiendo por Montserrat-Dos Aguas, con Mari Luz y la Montesa TA 648 del menda siguiendo su ritmo... cosa que los otros lo tuvieron un poco más justo 😁.


El problema llegó cuando la Fazer 'se estropeó' (que os cuente él cómo, 'que tiene su gracia') y, pese a que le hicimos entre varios una ñapa para poder rodar, ya no volvió a ser la misma... para Salva ya no llegó a ser la misma. Además, un proyecto familiar hizo que el dinero fuera a donde tenía que ir, que no era a la moto. Por tanto, han sido muchos años en barbecho los del pobre Salvatore, mucho tiempo volando sin moto. Pero, por suerte, no hay mal que cien años dure.


El trance y la elección final
En las décadas que mi amigo Voro y yo nos conocemos hemos pasado ambos varias veces por el trance, por esa temporada que uno de los dos quería moto y le contaba al otro sus comidas de cabeza, sus estudios, el ajuste a sus necesidades... vamos, lo que para algunos suele ser elegir moto 'que me dure muchos años' y que en ello te ayude tu amigo motero, que para eso está. En mi caso tuve que asesorarle con Bultaco Pursang TT, Suzuki Djebel 600, Kramer 250, Honda CRM 125, dos Cagiva Elefant, una GSX 750 F y con la Fazer. Ahora, en su caso fueron mis moto rollos Honda CBR 600 o Yamaha TDM 850, Bultaco por Montesa, XR 600, Africa Twin 750 o Suzuki Big 750, Honda Transalp 650 y mi actual Suzuki V-Strom 1050 XT. Vamos, que si uno cansino, el otro más, con el Vespino de carreras que compartimos como guinda. Cosas de conocerse desde 1990 (treinta y tres años, bonito número)... y de ser buenos amigos.

Lo realmente importante, lo realmente gratificante es que, como me pasó a mí tres años atrás, a Voro se le comenzaron a poner las cosas de cara. Ahora sí tenía opciones de comprar una moto nueva, aunque con limitaciones. La primera y más importante las familiares (ese 'papá no corras' que ya nadie lleva pegado en el coche y que sí nos recuerdan nuestros seres queridos), otra que fuera de posición erguida por tema de lesiones, y luego también las monetarias: debía ser una moto económica de comprar y mantener. Así que, descartadas desde el primer momento las motos de segunda mano, todo apuntaba a una siempre muy lógica 500 bicilíndrica, pese a mi insistencia de una Royal Enfield Interceptor 650 (cosas de mantenimiento mínimo y tal). Al final, después de mucho hablar, de mucho mirar, de mucho calcular, eligió y, como siempre, muy bien: una Voge DSX 525. Además, por una carambola de casualidades, pudo ser la plata y azul, la que le gustaba. Gestión, dinero va y viene y el martes de la semana pasada, cara al puente de la Pura, le acompañé a inmortalizar su recogida. Sólo el verlo tan nervioso, tan ilusionado, tan chiquillo, valió la pena sin duda. Grande el Voret.


¡Y ahora a rodarla!
Como guinda final por mi parte, faltaba una cosa ¡sacarla a pasear!. Y eso hicimos el domingo, salir a rodarla con tranquilidad y mimo. Vamos, nada de autovía, mucho de carreteras convencionales, de atravesar pueblos, de rodar por carreteras de asfalto impecable, otras rotas como si lo hicieran adrede para reventar vehículos. Y, de postre, un par de trails gordas que tenían mucho humo pero que luego no hacían más que cortarnos el ritmo subiendo de Gátova a Altura... jejeje. No era lo que buscábamos ninguno, de hecho lo llevé por ahí para evitar piques, pero al final vino bien para que Salva viera que lo que muchos le decíamos era cierto: hay moto y buena. Se aguanta bien, frena bien, está muy bien equipada y, cuando esté rodada, descubrirá que el motor es suficiente para un uso humano. Para batallitas... pues podemos contar las que hicimos hace décadas, que ahora mirando la sesentena es lo que nos toca. Además, me encantó ver que Voro sigue siendo igual de fino, igual de tiralineas, algo que no se pierde pese a llevar cinco años largos sin rodar... aunque no se lo creyera unos días antes.



Total, que mi AMIGO Voro ya tiene moto de nuevo. Ahora gas y cabeza, que de ambas tenemos bastante. Y a rodar cuando se pueda, días de ir a trabajar, o a recados. Y, sobre todo, la ilusión de verla en el garaje, esperando a que le haga un mimo o, mejor, que la arranque y monte. Felicidades Salva, a disfrutarla. ✌



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