Miré un día la fecha del carnet de conducir, y me di cuenta que hace más -mucho más- de veinticinco años que aprobé el permiso importante, "el de moto", el A (en aquella época, A2). Así que me he propuesto daros un poco la brasa y contaros manías y anécdotas que me han ocurrido durante este tiempo. ¿Hasta cuando? No lo sé, según me vaya acordando (algo difícil con este cerebro cada día más reblandecido que tengo)... o cuando digáis basta.
69- Motos y dudas: Estrenando moto treinta años después.
I- ¿Vas a comprar la moto o no?
La AT 1100 "standard" necesita muchos accesorios (pantalla, parrilla, cubremanos, soportes para las maletas...) para llegar a la polivalencia de la anterior 1000. Cosas del marketing... |
‘A ver ¿qué pasa con la moto? ¿la vas a comprar o no?’ me espetó mi Mari Luz un sábado por la mañana a principios de octubre. La cosa estaba en que las Navidades del 2019 fuimos por primera vez a una tienda “en serio” a preguntar precios de la Honda Africa Twin 1000, que yo suponía quedaría alguna ante la llegada de la 1100. Pues bien, no solo no encontramos ninguna a matricular que no fuera una 1000 Adventure Sports DCT (justo lo contrario de lo que yo quería) sino que, además, las dos 1100 nuevas no me convencían. La standard la venden demasiado pelada, demasiado todoterrenera, por lo que tenía que añadir muchos accesorios para llegar al nivel de equipamiento de la 1000, además de no gustarme ninguno de los dos colores disponibles. En cuanto a la –preciosa- ATAS 1100 tricolor pues, sencillamente, se me iba en tamaño de depósito, equipamiento… y precio, todavía mas exagerado pensando en mis posibilidades. Al final se abortó la misión y ahí quedó todo.
Tres meses largos después, por fin pudimos volver a ir a las tiendas... y a subirnos en motos, y a ilusionarnos con ellas |
Con estas motos dando vueltas un día sí y otro también en mi cabeza, alimentando mi todavía gran imaginación, pasaba algunos ratos viendo vídeos, leyendo pruebas o hablando de ellas con amigos o mi sufrida Mari Luz, que siempre estaba ahí animándome, alimentando mi ilusión por una moto nueva con la que pudiéramos viajar, quizás no muy lejos pero sí muy juntos. Y llegó ese sábado por la mañana de octubre y la pregunta de mi mujer, que abrió una conversación que acabó, resumido, en esto: ‘Últimamente si no salimos es porque no me fío de la TransAlp, si quieres que viajemos en moto necesitamos una más segura. Y si el dinero es un problema, la pagamos a medias’.
Ya no había excusa, ya no solo era mi ilusión. Estábamos juntos en el proyecto a todos los niveles. Así que había que elegir moto, pero ¿cuál?.
"A de Plata" sigue aquí:
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