El tibio intento de las marcas: scooters japoneses
Ha pasado más de un siglo del TAC-Wilkinson, más de cuarenta y cinco años del Quasar, casi diez años del Suprine Exodus. Después de tantas décadas demostrando que el concepto FF puede ser, al menos, tan válido como el de la motocicleta convencional, ni una sola marca de motos actual ha fabricado algo que cumpla con aquellas normas que escribieron Newell y Creasey a mitades de los setenta: asiento a menos de 500 mm del suelo, respaldo hasta el casco, pies por delante y un carenado protector. Pero sí hubieron unos scooters japoneses que, al menos, enseñaron qué era eso de ir con los pies adelantados y protegidos ante los elementos:
Honda CN-250 Helix / Fusion / Spacio (1986)
En 1986 se presentó el Honda CN-250 Helix / Fusion / Spazio, el primer maxi-scooter que se puede definir como tal. Honda lo creó alargando su primer scooter 'grande', el CH-250, en nada menos que 360 mm (hasta los 226 cm finales), permitiendo una posición tanto convencional como pies por delante, un asiento relativamente bajo para un scooter de ese tamaño -665 mm- y un maletero trasero. En los países que se vendió siempre llamó la atención por su aspecto largo y bajo, y sus propietarios estaban enamorados de su comodidad, sensación de ligereza y facilidad de uso. Además, los jóvenes japoneses lo adoptaron como una imagen propia a la que añadir miles de complementos. Tanto es así que Honda siguió fabricándolo casi sin cambios hasta ¡2009!... pero no supo (o no quiso, como pasó con las Dominator, Africa Twin 750, XR...) continuar el concepto y, sencillamente, lo descatalogaron a favor de los Forza, un megascooter bastante más convencional. Al Helix / Fusion / Spazio no se le puede considerar un auténtico FF al no llevar respaldo y tener el asiento a 665 mm, aunque estuvo cerca.
Suzuki Gemma 250 (2008)
Al final los japoneses no pasaron de esto, de scooters con asientos más bajos de lo normal (aunque por encima de los 650 mm... mucho para las 'reglas FF') y sin respaldo. Lo único que les acercaba al concepto británico de lo que debía ser una FF era la posibilidad de adoptar dos posiciones, una convencional y otra estirada, con el cuerpo algo más retrasado (aunque poco al no llevar respaldo que sujete), pero lejos de lo que promulga el FF movement. Con la llegada de los scooter con grandes capacidades de carga, los asientos tuvieron que subir, la posición se hizo algo más erguida y convencional... y ahí acabó la visión nipona de lo que debía ser un scooter FF, desapareciendo de los escaparates los tres ejemplos en el principio de la segunda década del XXI.
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