Aunque no se vea en las calles, pese a no decirse prácticamente nada en TV, por fin comienza una temporada 2023 de MotoGP plena de grandes incertidumbres: ¿Volverá a aplicar 'el rodillo' Ducati? ¿Tendrán capacidad de gestionar la lucha interna entre sus ocho pilotos? ¿Será capaz Marc Márquez de hacer ganadora la Honda? ¿Tendrán algo que decir con ella los ex-pilotos Suzuki? ¿Correrá lo suficiente la Yamaha de Quartararo, marca que sale en minoría? ¿Cómo de grande será el salto de las KTM / GasGas y sus nuevos pilotos? ¿Sacará provecho Aprilia de sus cuatro motos, ahora que ha perdido los privilegios? ¿Cómo serán las carreras al sprint del sábado, un acierto o un rotundo fracaso? ¿Veremos en ellas a pilotos que no salgan al no tener posibilidades de puntuar y, con ello, reservar fuerzas y motores para la larga del domingo?
Muchas y fascinantes dudas. Veamos qué puede opinar sobre ellas un aficionado:
Ducati y sus muchos frentes
La marca italiana por fin sacó rédito de años de esfuerzos y de planteamientos novedosos, para el año pasado arrasar a la concurrencia: la moto más deseada, aunque sea la antigua; piloto campeón de Mundo; mejor piloto independiente; mejor rookie; campeona del Mundo de Marcas; mejor equipo oficial; mejor equipo independiente... Lo dicho, todo lo que estaba en juego.
El problema es que para 2023 tienen de nuevo ocho pilotos, siete los mismos, pero con distintos roles. Ahora Pecco Bagnaia no tiene al 'buen escudero' Jack Miller a su lado, tiene al que le estuvo apretando hasta que surgieron las órdenes de equipo: Enea Bastianini. Este año comparten box y la rivalidad va a estar ahí desde el primer segundo, por lo que podemos ver una temporada con ambos como puntales del campeonato, o una suerte de errores por tanta tensión que les quite opciones al título.
También tenemos a un reivindicativo Jorge Martín, ahora con la misma moto que los dos oficiales (supuestamente), que pretende ser el disruptor, el que les apriete en busca de un asiento oficial... en Ducati u otra marca (¿Yamaha?). Como pasó el año anterior, no veo a los mandamases de Ducati dejándose ganar por una de sus D16 contra el equipo oficial, así que si Martín está delante, muy delante como Bastianini estuvo en 2022, o los otros dos están lejos de la victoria final, o de nuevo veremos órdenes de equipo... difíciles de cumplir si tienes contrato con otra marca para el 24.
Interesante también será ver la evolución del los pilotos VR46, sobre todo de Marco Bezzecchi, que ya lo hizo muy bien de rookie y que, repitiendo con una moto ya evolucionada y sin más piezas para recibir, sólo tendrá que preocuparse de darle al mango. Lo mismo se puede añadir de Luca Marini, muy rápido en los test, o desde el Team Gresini Fabio
Di Giannantonio, que ya conoce la categoría y moto. Y no me olvido de Álex Márquez que después de tres años con una de las peores motos de la parrilla, seguro querrá reivindicarse como un piloto top. No tendrá un equipo puntero, llevará una GP22, pero lo mismo: a darle al mango con una moto que será buena desde el principio y en la que no se aplicarán inventos. ¿Quien de los cuatro ganará su liguilla particular de pilotos con Ducatis 2022?
Honda, Márquez y el resto de sus pilotos
Sin duda la gran incógnita de los equipos Honda para 2023 será ver tres cosas: si Márquez está en condiciones de recuperar a aquella increíble forma del 2020, si Honda será capaz de darle una moto con la que pueda explotar al máximo sus habilidades, y si los ex-pilotos Suzuki pintarán algo en todo esto.
De Marc Márquez mucho se está viendo, pues esta temporada está intentando dar un cambio a su imagen, ahora más transparente. Una vez solucionado su húmero rotado, una vez la diplopia controlada, y con un tono físico al parecer impresionante, no se puede apostar para nada en contra de él como piloto putilla (como le gusta decir). En ese aspecto creo que todos todos tenemos claro que habrá mucho Marc. El problema es la Honda. Su RCV no ha sufrido evoluciones en la dirección correcta, por lo que sigue siendo una moto casi peligrosa, pero ahora no lo suficientemente rápida contra los rivales actuales. Además los ex-pilotos Honda (Pol Espargaró y Álex Márquez) han dejado muy claro que dentro del equipo de competición no se trabaja ni lo suficientemente rápido ni han ayudado a ningún piloto que no fuera Marc, con el consiguiente desánimo y huida.
Para sustituir las bajas de pilotos, en Honda han recurrido a los que Suzuki dejó colgados con su abandono. Con una maniobra que yo, como aficionado, no puedo entender, para el equipo oficial prefirieron fichar a Joan Mir en vez de de Álex Rins, que entra en el LCR.
De Joan Mir poco puedo decir, fue el piloto que sí quiso ser Campeón del Mundo en aquella extraña temporada 2020, la de la lesión de Marc. Los pilotos que ganaban un fin de semana a la siguiente se caían, mientras Joan fue aprovechando sus oportunidades para al final llevarse el número uno... pero con una victoria, la única en cuatro años de MotoGP. En 2021 ni luchó por el título ni por las victorias, aunque sí logró seis podios. Pero es que la pasada temporada, la que Honda lo eligió, ni siquiera ha pisado el podio. Sí, con lesiones que le quitaron de algunas carreras, pero sin la velocidad y contundencia que sí demostró su compañero en Suzuki.
Y es que Álex Rins, sin duda, lo estaba haciendo casi igual de bien (lo que le dejaban las lesiones) cuando Suzuki dijo que abandonaba, y después lo refrendó con dos victorias. Sin embargo Rins ha acabado en el 'satélite' de Honda. Se supone que recibirá el mismo material que los pilotos de fábrica, pero excepto que se convierta en el puntal de la marca japonesa y quieran centrarse en él, algo difícil, no creo que le den armas para ganar a sus pilotos oficiales. Y peor, no sé si tendrá voto en los cambios que necesita la RCV para acercarse a sus rivales. Esperemos que no sea así.
En cuanto a Takaaki Nakagami, hasta que no se recupere de su lesionada mano, no creo que lo veamos levantar cabeza. A mí me huele a su última temporada en MotoGP... si la acaba.
Quartararo contra todos... ¿y otra vez en solitario?
Una vez conseguido el título mundial en 2021, el francés Fabio Quartararo tenía claro qué necesitaba para la temporada siguiente: más potencia. El problema llegó cuando en Yamaha lograron aumentar el rendimiento de su propulsor, pero fue a costa de fiabilidad, por lo que prefirieron homologar el mismo propulsor 2021. Esa falta de rendimiento se unió al salto evolutivo de las marcas rivales, sobre todo italianas. Además, a Fabio no le acompañaba ningún escudero que le defendiera en carrera o, por lo menos, le ayudara en entrenamientos y evolución: Franco Morbidelli estuvo desaparecido toda la temporada, con apenas un séptimo en la segunda carrera, Indonesia, y un décimo en el último GP en el Ricardo Tormo. La otra opción era Andrea Dovizioso, que interrumpió su 'año sabático' 2021 para volver faltando cinco carreras con la M1. En 2022 sencillamente Dovi no fue el mismo que con las Ducati, no supo aclimatarse a las características de la Yamaha y, seis carreras antes de que acabara la temporada se bajó con un undécimo como mejor resultado. Al rookie Darryn Binder no le dieron ni material ni oportunidad, cumpliendo el contrato que exigió y listo.
Para 2023 las cosas son distintas... pero iguales. El motor en entrenamientos ha demostrado que corre lo suficiente para estar a la altura del resto. Pero, al parecer, ello está obligando a reequilibrar una moto que antes era fina y fácil, y que cada vez apunta a más violenta y difícil. De las cuatro M1 en parrilla, por primera vez en décadas (muchas) sólo vamos a ver dos Yamaha en MotoGP, por lo que el trabajo de evolución pasa a los hombros de los oficiales. De Quartararo, el líder claro, esperamos que pondrá mucho para ganar pero ¿y Morbidelli? ¿Será capaz de quitarse de encima el lastre de su pierna lesionada, de recuperar la confianza en sí mismo? En Yamaha han preferido mantener el contrato firmado, pero su puesto en MotoGP sin duda depende de hacerlo muy bien en las primeras carreras... y hay muchos llamando a la puerta.
Aquí la segunda parte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario