07 julio, 2021

CON EL "A DE PLATA" EN EL BOLSILLO. 78- Los últimos 105 kms con la Montesa TA 648

Miré un día la fecha del carnet de conducir, y me di cuenta que hace más -mucho más- de veinticinco años que aprobé el permiso importante, "el de moto", el A (en aquella época, A2). Así que me he propuesto daros un poco la brasa y contaros manías y anécdotas que me han ocurrido durante este tiempo. ¿Hasta cuando? No lo sé, según me vaya acordando (algo difícil con este cerebro cada día más reblandecido que tengo)... o cuando digáis basta.

78- Los últimos 105 kms con la Montesa TA 648
En enero recogimos 'la V' del concesionario donde la compramos, y allí quedó la Honda Transalp 650, la que cariñosamente llamamos 'Montesa TA 648'. Los de la tienda se iban a encargar de la venta, pero con lo que tenemos con la maldita pandemia, mas al clima tan extraño que está haciendo por Valencia en estos meses, ha llevado a que el tiempo haya pasado para que al final apareciera comprador. 

Cuando la entregué llevé, claro, la documentación, pero antes busqué y busqué por todos los cajones la segunda llave de contacto... que no apareció. Y, con lógica, el de la tienda comentaba que era necesario hacer una copia porque, al estar codificada, como el futuro comprador perdiera la única disponible antes de acabar la garantía, habría que cambiar no solo el bombillo y hacer las llaves, también habría que poner centralita nueva. Vamos, que nos arriesgábamos a perder casi más dinero del que se iba a vender la moto. 
Así que, por un par de días, la TA 648 volvió a mi garaje, a mi vida. 

La verdad es que al subirme de nuevo en ella me sentí un poco raro, como cuando lo haces en una moto igual que la tuya pero que es de otro. Noté durillo el embrague, envolvente el asiento y como si las ruedas estuvieran muy juntas. La palanca de cambios la noté muy para dentro, me costaba en un primer momento encontrarla para subir de marchas, el motor lo noté suave y sencillo, las suspensiones como si llevaran más precarga de la necesaria (incluso con mi orondo peso actual) y en general fácil, humana, como una especie de bicicleta grande y manejable. Al salir a la autovía camino de mi casa la noté, sin embargo, sensible a las juntas de asfalto, supongo que por la combinación de neumáticos estrechos y suspensiones durillas, y que la pantalla, sin el deflector 'ML screen', me enviaba todo el aire al casco, con el consiguiente ruido.

Pero no había llegado a casa, unos cuarenta kilómetros después jugando un poco con ella (que para eso le metí doce litros de gasolina, había que aprovecharlos), cuando 'la 648' ya era mi moto. Un motor suficiente, unos frenos dosificables, una posición cómoda y dominante, una suavidad elogiable y un sonido de escape 'de verdad', me permitían divertirme en las curvas, jugar entre los coches a llegar el primero gracias a su gran ángulo de giro de dirección, dejarla pistonear a bajas vueltas como sólo una Transalp sabe hacer. En el garaje, volví a probar a meterme entre pilares, ratoneando como si fuera un pequeño scooter, con la V mirando altiva desde su rincón, mejor en muchas cosas pero incapaz de igualarla en eso.

A la mañana siguiente, para ir al trabajo, cogí por supuesto la Transalp. El arranque con un poquito de starter (¿recordáis cuando las motos lo llevaban?), un sonido a bicilíndrico de verdad (lo siento, para mí mejor que el de la V-Strom 1050... cosas de las normas Euro5), un cambio que entra sin apenas ruidos y saliendo por la rampa del garaje. El recorrido escogido, porque tengo cuatro distintos para no aburrirme haciendo siempre el mismo, era el más largo. Y ahí estaba 'la 648', acelerando con suavidad, sintiéndose nerviosa pero suficientemente estable, haciéndome disfrutar de un par de rotondas en la ruta de vuelta.

Después de comer fui a hacer la copia, algo rápido (en parte gracias a las gestiones de Santos, gracias) y listo para volver a la tienda, con Mari Luz acudiendo directa desde el trabajo. Mientras hablábamos por teléfono, contándonos anécdotas y sensaciones de la '648', yo decidí variar la ruta para que fuera un poquito más larga, para poder estar unos minutos más con mi 'Montesa', esa moto que compré sin demasiada convicción pero que me enseñó a quererla día a día. Y la sensación, una vez la volví a dejar en la tienda con 105'3 kms más, sin mis adhesivos personales pero con la M gótica luciendo orgullosa en el depósito, es que sí, las Honda Transalp 650 son fantásticas. Y yo he sido el orgulloso propietario de una.




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