21 mayo, 2022

CON EL "A DE PLATA" EN EL BOLSILLO. 84- Visitando el Museo de la Moto 'Made in Spain' (Alcalá de Henares). 1- Un par de incunables...

Miré un día la fecha del carnet de conducir, y me di cuenta que hace más -mucho más- de veinticinco años que aprobé el permiso importante, "el de moto", el A (en aquella época, A2). Así que me he propuesto daros un poco la brasa y contaros manías y anécdotas que me han ocurrido durante este tiempo. ¿Hasta cuando? No lo sé, según me vaya acordando (algo difícil con este cerebro cada día más reblandecido que tengo)... o cuando digáis basta.

84- Visitando el Museo de la Moto 'Made in Spain' (Alcalá de Henares)
Aprovechando unos días de Pascua, volvimos Mari Luz y yo a continuar visitando lugares de España con fuertes raíces históricas. Esta vez el objetivo fue Aranjuez y Alcalá de Henares, uno con sus maravillosos entornos reales alrededor del río Tajo, el otro con su bella zona histórica. Pero lo bueno para cualquier motorista de bien que viaje a Alcalá no solo está en la Calle Mayor, la Plaza de Cervantes, la casa-museo de nuestro más ilustre escritor, el Corral de Comedias, la Catedral, la Universidad o el palacete de Laredo. Además de eso los moteros tenemos otra cita con la historia: el Museo de la Moto 'Made in Spain'. 


El Museo de la Moto 'Made in Spain' está situado en la antigua fábrica Gal, cerca de la Puerta de Madrid (la 'prima' de la famosa Puerta de Alcalá sita en la capital). Allí encontramos un lugar amplio, bien iluminado, muy limpio y tranquilo. Y en él cientos de maravillosas motocicletas fabricadas en España, verdadera historia de nuestro patrimonio histórico nacional, en un estado de restauración variado, pero sin duda la mayoría de gran calidad. Las cuatro horas que puedes estar como máximo se me hicieron cortísimas, no dejé de ir de aquí para allá, mirando una, analizando otra, fotografiando más. Se agolpaban recuerdos de motos de mi juventud, de otras que he visto competir tanto en color como en blanco y negro, exóticos prototipos, recreaciones de nonatas y otros muchos objetos que, sin duda, tienen un magnífico lugar en este museo.

No voy a enseñaros las más de doscientas fotografías que hice, como entenderéis. No es mi idea enseñaros todo, porque sería casi imposible. Sólo os voy a enseñar unas poquitas, las que por un motivo u otro a mí más me llegaron, en cuatro envíos especializados para no agobiar. Pero os lo dice uno que pagó religiosamente las dos entradas: no dudéis en desviaros todo lo que haga falta para visitar este museo. Descubriréis motos que no conocíais, reviviréis recuerdos del pasado y soñaréis con lo que pudo ser... y al final no llegó. Un lugar donde gozar sin duda.


1- Un par de incunables...
Voy a empezar a lo grande, con dos verdaderos 'incunables', aunque advierto que hay muchas más en el Museo de la Moto 'Made in Spain'.  Como ya he comentado, hay verdaderas rarezas, pero no todas fueron prototipos de competición, hubieron algunas que se fabricaron, homologaron y vendieron para circular por vías públicas. Aquí sólo dos, mis favoritas... el resto te toca buscarlas a ti.


Coronat 200, 1954
Voy a empezar con esta auténtica joya casi artesanal fabricada en Inca, Mallorca, por Jaime Llauvera Morro en 1954. Tanto es así, que se dice fabricó seis o siete unidades, de las que sólo hay constancia de matricular tres. Si os fijáis bien veréis cosas que si hoy en día son novedosas ¡imaginad hace setenta años!. El motor es un monocilíndrico de cuatro tiempos OHC con la admisión y el escape hacia delante. Cubicaba 199 cc (62 x 66 mm) y tenía una potencia de 10 cv. Pero lo mejor es la disposición del mismo: cigüeñal longitudinal a la marcha (como los boxer o Guzzi), transmisión por cardan y, mejor ¡todo el conjunto motor-embrague-cambio-cardan haciendo de basculante! El chasis se anclaba al motor con un eje pivotante de la suspensión trasera muy adelantado y, otra novedad adelantadísima a su tiempo, lo controlaba un monoamortiguador central. Unimos una estética limpísima y elegante, rozando el art-decó, y tenemos esta joya de nuestra industria que, por desgracia, no tuvo continuidad al discutir Llauvera con su socio.




Mavisa 250 Sport, 1957
Otro de los incunables del Museo. A finales de la década de los cuarenta los hermanos Manuel y Vicente Vila decidieron fabricar su propia motocicleta, y para ello se inspiraron en las BMW bóxer de la época... ¡pero en dos tiempos!. Con paciencia y medios limitados, crearon en el garaje de su casa un propulsor bicilíndrico 2 tiempos de 248 cc, culata y pistón de aluminio, alimentado por dos carburadores Dell'Orto de 20 mm y que rendía 14 cv a 6.000 rpm. Llevaba transmisión por cardan y, como apenas daban abasto con diseños, pruebas y arreglos, la parte ciclo se la encargaron al especialista Dunjó. En 1953 crearon Mecánica Mavi S.A. y en 1957 presentaron dos prototipos en la Feria de Muestras de Barcelona, la Mavisa 250 Sport que podemos ver en el Museo, con llantas de 14" y suspensión delantera Earles, y la Mavisa 250 Turismo. con llantas de 18" y depósito y trasera distintos. 

El problema de Mavisa fue muy simple: murieron de éxito. Ya en la misma Feria un capitán de las Fuerzas Armadas quiso comprar los prototipos y, ante la negativa, ofreció un cheque en blanco para la fabricación de ¡1000 unidades! Como podéis imaginar, y aunque lo intentaron, era una faena imposible para dos personas que lo hacían todo de modo artesanal el cumplir unos plazos razonables. Al final, viendo que no iban a poder, los hermanos Vila se pusieron en contacto con Paco Bultó, co-creador de Montesa y que en esos momentos iniciaba Bultaco. Éste sopesó la idea, pero el proyecto Tralla, una moto que tuvieron que crear de cero, le llevó a declinar la propuesta. Al final, en 1960, los hermanos Vila decidieron cerrar el negocio con apenas ocho motocicletas terminadas.







 

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