Cuando vimos la presentación de la hermosa Kawasaki Z 900 RS a finales del 2017, muchos nos preguntamos si sería el inicio de una "saga RS", una gama de motos totalmente modernas en motor, ciclo y electrónica, pero con imagen de los 70, un paso más de lo que fueron las Zephyr para la marca japonesa. Los años pasaron y no, no hubo más RS que la 900, en dos versiones (standard y Café), eso sí. Hasta ahora. Por fin, con el mercado joven como objetivo pero con grandes atractivos para los más mayores, ha llegado una nueva RS, una nueva moto moderna con aspecto clásico, el cruce de una Z 650 2021, que no pierde nada de su actualidad, con la imagen de una Z 650 B1 de 1977. Os presento a la nueva Kawasaki Z 650 RS:
Base -muy- conocida
Tal como digo, bajo la piel setentera hay una moto totalmente actual. El motor, ese veterano twin de 649 cc y 50 kW/68 cv sigue ahí, con su entrega suave pero llena, ahora ajustado para tener más gracia a bajo y medio régimen. Por supuesto Euro5 y limitable a 35 kW para los motoristas A2, también el embrague anti-rebote con asistencia sigue ahí. El chasis es el afinado multitubular de acero con basculante de aluminio, que ataca un monoamortiguador muy inclinado y regulable en precarga de muelle, con una horquilla convencional de 41 mmø delante. En cuanto a frenos, delante dos discos de 300 mmø (esta vez no lobulados) mordidos por pinzas Nissin de dos pistones paralelos, con un disco de 220 mmø mordido por pinza de simple pistón. En cuanto a las llantas son de 17" y equipan lo mismo que la Z 650, un 120/70 delante y un 160/60 atrás, pero cambia el diseño a unas bellas multibrazo (veinte), que de lejos le da un aire a las de radios y le quedan preciosas. Eso sí, los neumáticos, unos Dunlop Sportmax Roadsport 2, están faltos de un dibujo algo más "clásico" para ser la guinda a lo que viene.
El buen gusto manda
Si en motor y ciclo apenas vemos cambios, donde es otro mundo es en la estética. Con buen criterio, Kawasaki ha vuelto a tirar de su propia hemeroteca y ha aplicado una imagen similar a la Z 650 B1 de 1977, que a su vez bebía de la Z1 900 de 1972. Unas motos que llegaron a España con cuentagotas, pero que en Europa se vendieron a miles, en gran parte por sus potentes motores de cuatro cilindros y su impactante imagen. Así que vemos el depósito alargado, las tapas laterales o el colín "cola de pato" que hicieron famosa a la saga original de los setenta. Además los colores también están claramente inspirados en los originales, lo que refuerza su atractiva presencia. Ahora, un "peaje" que hay que pagar por la estética es que el asiento, una bella unidad de una pieza y con reminiscencias "guitarra", sube de los 790 mm de la Z 650 a los 820 mm en la RS, aunque habrá una versión opcional a 800 mm.
Aunque la estética se inspire en hace casi cincuenta años, los componentes siguen siendo totalmente actuales. En las luces vemos un equipo full-led pese a su aspecto redondo y cromado en el frontal. Los dos relojes, con carcasas clásicas en forma de obús, son analógicos por fuera, pero electrónicos por dentro, además de equipar un pequeño LCD multifunción entre las esferas. Lleva toma de corriente usb bajo el asiento para poder cargar aparatos electrónicos. Y, aunque no se vean, ahí están la inyección electrónica, el ABS y la llave codificada. Se iniciará su venta con tres colores distintos: Metallic Spark Black (toda negra con unos detalles plata y verde), Metallic Moondust Grey/Ebony (gris con detalles negros con fileteados naranja), y el bello y clásico Candy Emerald Green (verde metalizado con llantas doradas).
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