Victory-Indian Pikes Peak 2015 por RSD |
KTM 790 Urban Assault por RSD |
Para empezar, siempre un boceto con el que tener claro el objetivo |
La Urban Assault de RSD es otro de esos retos que le encanta aceptar: transformar una KTM 790 Adventure, sin que pierda sus aptitudes mixtas, en una moto con aspecto de los setenta... una idea que me ha recordado muchísimo a la preparación que le hice a mi Suzuki DR 750 Big para transformarla en la Garbí 750. El primer paso en este tipo de transformaciones es el depósito, punto donde vertebrará el resto del trabajo. Sands eligió el de una Suzuki GT 750 de 1975, uno de los muchos que sobraron de preparar otras motos (en este caso, una flat-track para Travis Pastrana). El problema es que no fue, como hice yo, "dejarlo caer y ya está": la KTM es una moto del Siglo XXI, con su inyección electrónica y decenas de sensores y conexiones que hacen que, si eliminas algo que no te haga falta, igual luego la moto no arranca. Aaron, el soldador de RSD, tuvo que crear una filigrana en plancha para poder sortear la electrónica bajo el tanque GT 750. Se perdieron por el camino unos siete u ocho litros de los 17 del depósito Suzuki, pero la idea de la preparación no eran grandes viajes sino ligereza y estética clásica... y eso estaba plenamente logrado.
Cambiar el depósito llevaba otros muchos cambios más. El radiador original es muy ancho pues está rodeado por el depósito original y sus fibras, y en RSD decidieron girarlo 90º. Así ocupa todo el frontal pero no sobresale nada. El cubrecárter original fue modificado, más estrecho y acoplado al motor y ajustado a la nueva posición del radiador. Motor, chasis, suspensiones, llantas y frenos son los de siempre, para que la Urban Assault no tenga problemas de circulación, aunque el neumático trasero (Dunlop Trailmax Mission) sí es más estrecho, un 130/90-18-R. Delante se añadió un guardabarros alto vintage KTM con refuerzo superior, unos protectores de barras artesanales hechos en plancha y una araña sujeta a la horquilla que soporta un faro Triumph con rejilla artesanal, la pantalla TFT original y, entre ellos, una bolsa de herramientas Burly. El manillar es un Pro-Traper EVO.
La parte trasera también tuvo su trabajo. El subchasis es artesanal, en tubo de acero. Sobre él un asiento proveniente de una Husqvarna Vitpilen da un aspecto fino, plano y corto. El guardabarros trasero también es KTM de su gama vintage, y sobre él hay una parrilla artesanal a la que se ancla una bolsa Burly. Por la derecha el escape Akrapovič ha sido modificado para que quede más elevado y va protegido por una plancha de aluminio con forma de portanúmeros. En el lado izquierdo un depósito auxiliar Rotopax otorga casi cuatro litros más de autonomía. A su lado se ancla el portamatrículas, artesanal y fabricado en aluminio. Por último, la decoración ha sido totalmente clásica, sin colores estridentes ni filigranas difíciles, lo que reafirma su estética setentera.
Como podéis imaginar, y dicho que yo hice algo similar pero en barato, a mí me ha encantado. Después de pasar por las manos de RSD, la KTM 790 Adventure se convierte en una moto totalmente distinta, siendo prácticamente igual en lo importante: motor, ciclo y electrónica. Una moto con la que pasear por cualquier terreno (bueno, ahora la autovía a velocidades comedidas... sé por experiencia que sin carenado el aire machaca con esa postura), con la que disfrutar de su estética, con la que sentirse mirado en zonas moteras. Sí, esta RSD Urban Assault KTM 790 me ha encantado ¿y a ti, amigo?
Mi recordada Suzuki DR 750 Garbí |
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