Como podéis ver, casi todo lo estético ha sido modificado, consiguiendo un aspecto de moto de montaña de los setenta que enamora. El depósito es de una Suzuki GT 250 '75. El asiento es artesanal, inspirado en la época. Los guardabarros son de aluminio. El equipo de luces es actual, pero de aspecto antiguo... precioso el faro cubierto. Las placas portanúmeros son artesanales (me recuerdan a las que hice a mi Garbí 750), tapadas por unos originales escapes elevados y cubiertos en parte con cinta antitérmica. Para mejorar la utilización off-road, el manillar es más alto, las estriberas son dentadas y lleva cubrecárter y protectores de culatines. Los neumáticos son los -casi obligatorios- Continental TKC-80.
Una preparación bellísima, con un innegable aroma a los años setenta, a aquellas imágenes de las arenas de California con las desert sleds* jugando en ellas que vimos en la película On any sunday (Prueba 1 en España)... por no hablar de nuestras recordadas Bultaco, Montesa y Ossa recorriendo los caminos de España y el mundo. Lástima que BMW no se atreva a sacar algo así...
*Por desert sled (trineo del desierto) se refieren en EE.UU. a aquellas motos con las que competían y, sobre todo, paseaban los pilotos americanos por los desiertos de California y Baja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario