25- MOTOS Y DUDAS -dos-:
HONDA DOMINATOR 650 versus SUZUKI GS 500 E (1989)
Los que lleváis un tiempo leyéndome habréis visto que, aunque siempre he tenido moto desde los diecisiete años, no he tenido un gran número y todas me han durado bastante. La verdad es que siempre he estudiado mucho qué moto comprar cuando he tenido el dinero… que siempre ha sido poco, por lo que no podía arriesgar a equivocarme. Ahora, eso no quiere decir que al final tuviera la moto que era la “primera opción”, por un motivo u otro en cuatro ocasiones no compré la que quería. Aquí una de ellas:
Lo que me ocurrió con mi anhelada Dominator lo expliqué también en “Sueños de adolescente”, pero aquí va de nuevo. Cuando conseguí un trabajo estable, me plantee el cambiar la Vespa por “una moto de verdad”. Mis candidatas eran la Suzuki DR 750 Big –la que tengo ahora- y como primera opción la Honda NX 650 Dominator, más ligera, compacta y deportiva tanto en asfalto como en tierra.
El porqué me fijé en las primeras imágenes que surgieron de la Suzuki GS 500 E y, sobre todo, en las primeras pruebas, fue por mi eterno problema monetario. Tened en cuenta que mi sueldo iba a ser de 99.000 pts (vamos, 600 €) y mientras las Trail rondaban las 950.000 pts (5.700 €) la humilde GS apenas llegaba a 730.000 pts (4.400 €)… vamos, más de dos meses de sueldo íntegro de diferencia –haced un cálculo con vuestra última nómina y daos cuenta lo caras que eran las motos en 1989- Además, mientras estudiaba no pensaba en comprar una moto, sino ser práctico y adquirir un pequeño coche con idea de comprarla posteriormente. Así que la moto debía ser lo más barata posible, claro.
La cuestión es que los planes que yo tenía de futuro dieron un giro inesperado, y de repente ya no era necesario comprar el coche. Así que por si acaso tiré por el “camino de en medio” y ni hubo coche ni hubo una cara Trail, acabé comprando la magnífica GS 500 E de Suzuki, económica de precio, mantenimiento, consumo y sorprendentemente eficaz en curvas… una gran moto que sólo me dio satisfacciones. De hecho, cuando fui a encargarla me acompañó mi recordado padre y al enseñársela miró la de al lado (una entonces también novedosa GSX 750 F) y dijo “¿porqué no compras ésta, que es más grande, más potente y tiene carenado? Seguro que la 500 en un par de años se te quedará pequeña…” Yo le miré y le dije “con la 500 creo que puedo… con la 750 tengo claro que no” Mi padre me miró con una sonrisa “entonces no se hable más, la 500”
La única pena es que el primer año trabajé en un pequeño pueblo donde apenas había nada en qué malgastar el sueldo… y viendo lo que ahorré, podría haber comprado sin problemas la Domi… y mi “vida motera” hubiera sido diferente, seguro... hubiera competido. Pero esa es otra historia.
"A de plata" sigue aquí:
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