6 de 6- La historia de un viaje inconcluso
-“Tú ya habías nacido” comenzó a decir mi padre, mientras todos en el bar callaban. “Apenas usaba la Impala , que estaba arrinconada en la trasera de la casa. La apuesta fue tonta, por la simple idea que pese a ya empezar a tener sus años, yo tenía claro que la Sport podría recorrer la península sin dar ni un problema. Los amigos me picaron y, pese a las negativas de tu madre, me embarqué en la aventura. Tenía que llegar a la torre de vigilancia del pueblo de los padres de Cirilo, (los abuelos de tu amigo “El Mangueras”) en la otra punta del país, hacerme una foto para demostrarlo, y volver”.
“La ida fue sin problemas pero uno de los neumáticos, que ya tenían sus años, falló un poco más allá de comenzar el retorno. Arrastré un buen montón de metros y golpeé con la pierna uno de aquellos mojones de piedra que marcaban los kilómetros. Dos operaciones, meses de escayola y rehabilitación. Problemas económicos por no trabajar. Y el viaje de vuelta se quedó sin terminar”
“De casualidad, cuando el otro día comentaste lo de atravesar la península, tu amigo “El Mangueras” recordó algo que le comentó su padre y te dijo lo de hacerlo con
Por las solitarias y oscuras calles, hago un balance de cómo estoy. Mi estómago gruñe satisfecho después de llenarlo con algo de comer y mucho de beber. Mi culo, mis riñones y mi cuello… bueno, esos se tirarán unos días recordándome como los he machacado. Y mi corazón… mi corazón no me cabe en el pecho. He hecho feliz a mi padre como hace años no lo veo. He notado la complicidad con mis amigos. Me he demostrado a mi mismo que puedo con un viaje así, algo que me inspira metas mayores, más lejanas, aquellas que siempre soñé. Y me ha enamorado una pequeña motocicleta que ya era antigua cuando yo nací, pero que hoy en día todavía no es vieja, solo madura.
Y así me lo ha demostrado.
Bueno, me espera una buena sesión de cama. ¡Espera un momento! Aquella del final de la calle… ¡¡es la Tere !!. Parece que ha dejado el cierre del bar a su hermano y me está esperando, con sonrisa pícara y una mirada aun más pícara. Me parece que el día va a acabar todavía mejor…
...o mejor dicho, va a tardar en acabar.
FIN.
Aunque lo suyo fue una Lambretta, ésta historia está dedicada a mi padre.
Relatos a la luz de una pantalla sigue aquí:
No hay comentarios:
Publicar un comentario